Te esperaré...

Han sido muchos años que hemos pasado jugando a la misma canción del ratón y el gato, persiguiéndonos por los pasillos descoloridos por el ligero y fulminante paso del tiempo. Sigues exactamente igual que el primer día en que te vi, hermosa, digna e imparable, irónicamente viva. Nunca pierdes tu fría mirada que desde nuestro primer encuentro me despierta sudando y gritando por las noches, aquella vacía mirada que fijaste en mi hace años en mi habitación, pero ahí entonces ya te dije que no, mirando siempre más allá de toda mentira, como si pudieras ver y observar lo que realmente somos  en el fondo de nuestra negra y descolchada alma, siempre un paso por delante. A pesar de todo no he podido evitar seguirte, tentando a la suerte para poder verte una vez más, atraído por la esperanza de sentir de nuevo tu compañía, envenenado por el falso amor que juramos. Pero no he podido olvidar esconderme cuando te he tenido cerca. Tu presencia hace que me sienta pequeño, pequeño en comparación al mundo. Ha sido duro y largo el camino que al fin me hizo comprender lo que de verdad quiero, han sido muchas experiencias que me han obligado a ordenar mi vida, a sentar las bases de lo que soy. En parte, te lo debo a ti. Sé que algún día acabaremos juntos, sé que no hay marcha atrás, que vendrás a coger mi mano y me llevarás lejos, y sé que ese día, cuando quiera que vengas y como quiera que lo hagas, aquí te esperaré.
(Jiro Mercer)