Sonríe.

Sonríe.


Sí sí, justo así.


Sonríe, como si te fuera a doler dejar de hacerlo.
Sonríe, como si de ello dependiera la salvación del mundo. O mejor aún, del universo.
Sonríe, como si no te dieras cuenta de que te estoy mirando.
Sonríe, como si el mundo tuviera la culpa de esto, de tu sonrisa.
Sonríe, como si de verdad me quisieras.
Sonríe, como si fuera la primera vez que lo vas hacer.
Sonríe, como si se te diera de cine y esto fuera una escena de la última película de Alex de la Iglesia.
Sonríe, como si así estuvieras salvándole vida a alguien, o a ti misma.
Sonríe, como si de verdad quisieras hacerlo.

Pero sonríe, por favor, y no dejes de hacerlo nunca.