Vaya suerte la mía.

A veces creo que no tengo demasiada suerte con tenerte, pero si con haberte tenido.
Vaya suerte la mía
por no verte todos los días,
por tener que vivir en el infierno sin ti,
por no tener tus besos en este invierno
y no llevar tus te quieros tatuados en los versos.
Decían que era tu hombre y fui uno más,
y soy uno más, es normal,
nadie funde oro con cobre.

Quizás no vuelvas más a pasear por mis pupilas,
no te pido que lo hagas,
pero podríamos haber cambiado el estar enamorados, por enamorarnos de nosotros.
No voy a mentir, me hacías feliz y no lo seré de nuevo.


¿Por qué no me dejas?

¿Por qué no me dejas?
Si al final solo consigo tus lágrimas
recorriendo las mías
en la despedida fría de la esquina.
¿Por qué?

Que si nos queremos nada puede con nosotros,
pero no hay nosotros
si hay demasiadas horas en medio.
Déjame tú, por que yo no puedo hacerlo,
siento demasiado por ver tus pupilas,
y que tus manos se metan en mis bolsillos.
Sé que nunca me olvidarás,
yo haré lo imposible porque eso pase,
para que sientas el por qué
intento retratarte siempre entre cada verso.

Dime por qué no me dejas
si ya no te cojo con la misma fuerza,
ni levanto tu sonrisa hasta el cielo
porque es imposible que yo me levante.
Ya ni siquiera sé por que me paro a mirar nuestras fotos,
si de tanto verlas me las he aprendido de memoria.

Dime por qué no me dejas
si siempre soy yo el que llega tarde,
aunque quedemos en mi casa.
Me he muerto de ganas
de contártelo todo,
pero no se hablar
si cada vez que cojo el móvil es para ver tus "buenos días"
y cuando lo apago leo tus "buenas noches".
Irónico que nunca sean buenos porque nunca te tengo para desayunar.
Irónico que nunca sean buenas porque nunca tengo tus abrazos como manta.
Te voy a echar de menos, Dios lo sabe,
y el cabrón no baja a ayudar después de tantas menciones.

Dime por qué no me dejas,
si después de ti todo será amargo.
Me has cambiado,
de pies a cabeza,
y eso que siempre tuve la cabeza por las nubes.
Volvería a ser como antes si solo por ello
te volviese a tener.
¿Por qué no me dejas?
Si Madrid siempre te ha querido mejor que yo,
y ella solo te echará de menos
en Diciembre.

Perdóname si este lo siento sabe demasiado a te quiero,
pero no me sale de otra forma,
si solo me sales tú.
Dime por qué no me dejas
si siempre voy a estar en la misma esquina esperando,
a ver quién llega antes,
a sabiendas de que siempre eres tú.

Veinticuatro horas.

En un día puedes cambiar muchas cosas,
en tan solo una hora
o un minuto.
En un acción que decidas
puede cambiar cualquier cosa que pase.
Pues imagina la cantidad de cosas que pueden pasar
en tan solo veinticuatro horas,
que hagan que tu vida pueda dar un giro
de ciento ochenta grados,
a bien,
o mal.
Pasar por una calle, andar, rápido o directamente correr.
Quizás si fuese más despacio hubiese visto ese coche venir hacia mi,
o quizás si hubiese ido corriendo hubiese conseguido pasar sin ningún peligro.
Si me paso el día en casa puede que me pierda demasiadas cosas,
o consiga que no pasen otras.
Ser valiente o no.
Salir con la mentalidad de HOY VALGO YO,
o con la mentalidad de soy una hormiga en este día.
Puedes vivir las veinticuatro horas
o morir directamente viéndolas pasar.
Puedes salir de la prueba o quedarte a superarla.
Nadie se conoce,
yo tampoco me conozco,
desconfió tanto de mi...
Un chico tan frío
que no quiere salir nunca de la cama
y simplemente
por vivir veinticuatro horas
puedo aprender a apoyar las manos sobre el lodo.
Puedes hacer que algo cambie, o cambiarlo directamente.
Y eso se hace en veinticuatro horas,
dejando la puerta abierta, y los pies en el suelo.
Quizás tampoco haga falta más de un segundo.

"Amor en red".

Espero que me leas, 
por que ni Dios sabe lo que echo de menos tus mejillas 
sonriendo a todas horas por que soy el culpable. 
En cambio, tú fuiste tan rastrera por no quererme ver 
y no aprovechar mi piel. 
En cambio, yo siempre andaba descalzo en las curvas de tu piel, 
pisando cada charco entre tus lágrimas. 
Y la alfombra de tu cuarto es la única 
que sabe los besos que no nos dimos, 
sobre ella las caricias y juegos a todas horas, 
en tu espejo las imágenes más perfectas jamás reflejadas. 
Nos llamaban cansos, por cada discusión, 
por reír a todas horas hasta llorar, 
por llorar a todas horas y no saber reír, 
por querer aprender a volar lejos de lo que ellos llamaban normalidad. 
Creímos que no habría un final, y míranos, 
contando mil historias pero nunca la nuestra. 

Empezamos con tres pasos y un salto,
hacia el mayor precipicio, 
sabiendo la caída,
pero no dolería 
si era a tu lado. 
Nunca dejaré de pensar si hice mal o peor, 
siendo sincero no sale bien. 

Cansado de esperar y de esperarte, 
de pensar pero no de pensarte, 
de desear leer tu nombre cuando suene mi móvil. 
Pero es que en cada rincón de tus labios hay algo prohibido 
y al ser prohibido 
las ganas de pecar aumentan 
y aunque no sea favorable prefiero hacerme el loco 
y quedarme mirando cada recuerdo 
y si nunca te dije la verdad fue para no mentirme. 
En cada reflejo de tus ojos había algo prohibido 
y ya sabes, lo prohibido sabe a poco si observas desde lejos. 
Tenía la mala costumbre de tenerte en frente y abrazarte, 
la mala costumbre de tener la sonrisa a medio hacer. 
Tenía la mala costumbre de pensar en un por ti y por mi, 
y no en un por nosotros. 
Tenía la mala costumbre de llamarlo "manías". 
Tenía la mala costumbre de acompañarte 
y tú la manía de decir que no hacía falta. 
Tenía la mala costumbre de creer que eras una princesa 
y tú la manía de que yo era real.
 La mala costumbre de quitarme la camiseta 
y la manía de contar mis lunares. 
La manía de arder 
y las ganas de quemar, en pleno invierno. 

Te dije que cuando fuese más fuerte, volvería a por ti, 
pero ya no hay a donde ir, ni ningún cable que nos separe, 
aunque sigue habiendo un "amor en red" 
que nos sigue dando las mismas ganas de fundir nuestra piel, 
de volver a contar mis lunares, 
de aprovechar lo prohibido 
y leer aquellos versos que un día escribí en tu pecho, "juntos somos invencibles".  
Pero por favor, "si no vas a decirme te quiero, no me vuelvas a hablar".

Tu pintalabios.

Cuando llegue Enero recuerda
que dicen que los besos son más fríos
y que mis manos se querrán quedar en tus bolsillos.
Que te tenga lejos no significa que no te muerda
y que la nieve hace sentirnos más vivos.

Cuando acabe Noviembre piensa
que toda espera es por una recompensa
y que mi letra con tu sentir es ilegible.
que la fuerza está en nosotros,
mis ganas solo en ti
y que difícil significa posible.

Follarte en Diciembre
y que le jodan a su frío.
Vaga por mi cuaderno
por mis venas
y por mis labios.
Haz que el tiempo
deje de ser mío,
que se acerca el invierno
y tengo que escribir mis penas
pero no consigo borrar tu pintalabios.

Apuñálame.

Asegúrame,
miénteme y
dime que otro no te coge la mano como mi letra.

Mírame,
siénteme y
dime que si no es por mi no te das la vuelta.
Déjame el corazón lleno de cardenales
y te haré el amor más perfecto que jamás pudo ser.
Jódeme la vida y apuñálame con tus uñas
y te diré que mi felicidad está en tu mano izquierda.

Quiéreme,
mátame y
recuérdame como el chico que con una noche hizo que te pierdas.

Cadena perpetua.

Las gracias para los curas.
Y para mi tus besos,
tus caricias,
cosquillas y pellizcos.

Para mi tus "ya he llegado".
Tus "se me ha escapado el bus".
Tus "tengo ganas de verte".
Tus "te necesito, como almohada"
Tu pelo incordiando cada beso.
Tus dedos por mi cintura.
Tu cuello por mis labios.
Tus ganas por mi mente.
Tus "idiota" por mi teléfono.
O tus "mañana te veo".
Tú para mi.

Y yo para tus mejillas.
Para mi tus sonrisas,
cuando me encanta ser el culpable.
Encierrame en tus caderas, 
que no quiero ver la luz del sol,
quiero cumplir la condena 
en tu piel, 
con olor a vainilla.
Si puede ser, 
que la condena sea
cadena perpetua.

Ponerte ganas.

Me dicen que lo deje,
que me de por vencido,
que me ven raro,
que estoy confundido
y me saldrá caro.
No puedo.

¿Qué le hago si me estás curando,
mejor que cualquier droga?
Quizás yo ya no me conozco
a mi mismo
pero me fío de ti
y de que sepas guiarme bien.
Rápido y jodiendo la marea,
o despacio y serenando el mar,
sea como sea, me da igual.
Pero no me juzgues por mi pasado,
por que no lo voy a hacer bien.
Está claro que yo no se hacer nada bien,
solo con ganas.

A veces
yo tampoco lo entiendo.
A veces
yo tampoco me entiendo,
me da igual
y allá cada cual
con lo que quiera hacer,
pero dejarme llevar
suena genial.

Si me vas a devorar,
hazlo,
no tengo miedo.
Y si quererte
en algún momento se me hace
difícil,
no te preocupes,
que no me arrepentiré nunca,
de ponerte ganas.

Contigo.

No sé hacer magia,
porque ni te echo polvos,
ni desaparezco.

Yo te hago el amor
y me quedo contigo.
Como tiene que ser,
porque es lo que quiero.

Y porque a ti
te quiero.

No te despiertes.

Pues si te digo la verdad
a mi me encanta el final,
de tu espalda.
Y el principio,
de tu pecho.
Quedarme en el medio
de tus piernas.
Pero estar siempre
entre tus dedos
es lo que me hace sentir diferente.

No voy a mentir,
me muero por hacerte entera.
Pero para eso
primero quiero deshacerte
desde el final de un comienzo
hasta el principio
de una despedida,
dejarte rota
y desnuda completamente.
Para poder salvarte
y llevarte a la cama.
No pienses que quiero acostarme,
solo quiero mirarte
mientras duermes.
Retirarte el pelo de la cara.
Y arroparte,
para que tu mejores pecados
queden tapados
y ni el mismísimo diablo
quiera llevarte con él.

Y no te despiertes,
por favor,
déjame mirarte
un rato más.
Que quiero hacer poesía
por los lunares de tu espalda
y compararla con la noche
y su luna.
Porque apuesto que si alguien te viese
con estos ojos,
la dejaría por una noche 
para irse contigo,
 a donde sea. 

Si me preguntas a donde 
quiero ir yo contigo,
 no lo sé, 
no importa el paradero 
si siempre acabamos igual. 
A estas alturas no puedo demostrarte más, 
tengo lo justo
y no lo necesario 
para hacerte reír, 
quizás si me meto en la cama contigo
lo consiga, 
pero no voy a planear nada, 
soy más de improvisar.

Fracaso.

Dime quien coño soy, quien he sido y seré el día de mañana. y ya que estamos si conseguiré quitarme solo estas legañas. Yo tan solo era un niño con una videoconsola entre las manos, que cuidaba de que su familia nunca estuviese sola, que apenas bajaba al parque por quedarse en casa soñando con una vida nueva. Pero todo cambió al crecer, no en altura, pero si en mentalidad. Y mira que lo pasé mal, por no jugar con mi padre, o por ir a trabajar con mi madre, aunque no siempre por propia voluntad. A veces el blanco eran mis fosas nasales, varios problemas en el colegio por peleas habituales y jugar a ser valiente. Me dijeron que dejase pasar el tiempo, que todo cambiaría, razón no faltaba, pero en sentido contrario. Seguir y proseguir, hasta que al reventar las ventanas de mi cabeza se viesen acojonadas y decidiese actuar contra un principio. Las llaves contra la pared, y mi garganta tratando de aguantar ese grito que jamás solté. Harto y cansado paré, miré por mi futuro y gané. Que si, que fui un fracaso, las rayadas tiraban de mi, por la mala racha que tuve y la mala hostia que contuve durante tanto tiempo, pero aprendí de las falsas promesas, que se hacían tensas y se rompían como un filamento de cristal, aprendí a no tirar la toalla si no se llega al final y que hay palabras peores que una cuchillada mortal. Y mírame, con una cruz en la espalda, sonriendo, y aunque sea difícil el andar no pienso parar, mirando de reojo hacia atrás.

Me gusta.

Ya sabes que a mi me gusta ella,
en la cama, desnuda,
comiéndome a besas
y mordiéndome el cuello.

Me gusta ella, cuando me pide unos minutos
para estar solos en un banco
y darme una sorpresa.

Me gusta ella, cuando me hace reír
y le contagio la peor de las enfermedades.

Me gusta ella, encima mio,
moviendo sus caderas
al ritmo de mi orgasmo.
Cuando se retira el pelo para que yo aproveche
y me lance a su cuello
y pueda bajar hasta sus pechos
y perderme en sus botones.

Me gusta ella, sin preocupaciones,
libre
y feliz
por cada rincón de Madrid.

Me gusta ella, cuando no echa de menos Logroño
por ser su ciudad,
sino porque su ciudad son mis manos
junto a las suyas.

Me gusta ella, cuando lee
y sigue leyendo cada libro
y aprovecha cada momento
para memorizar cada párrafo de la poesía.

Me gusta ella, cuando llora, por cada despedida,
pero más me gusta cuando corre,
hacia mis labios,
después de unas cuantas entradas.

Me gusta, cuando todo se detiene en ella,
y deja fluir gracias a ella.
Que sea mi musa y no mi presa.
La razón por la que escribo en presente
y no en pasado.

Me gusta ella, cuando me pide que me quede un rato más,
y alargamos cada milésima
con cada pellizco.

Me gusta, con cada desperfecto que suena a alago en sus oídos,
con cada "eres un enreda" entre las sábanas,
y con cada "te odio" seguido de un mono tapándose los ojos.

Jodido Madrid y jodidas sus calles,
que la tienen cuando quieren
y no cuando necesitan.

Y menudos ojos.

Andando por el Revellín, que frío que hacía y aunque eran las tantas de la noche la fiesta aun seguía. Recuerdo no estar solo y entre la multitud una chica me miró bailando en total plenitud. Con un vaso en la mano, menuda manera de mirar, como movía las caderas y bebía un roncola con suma delicadeza. Yo tratándome de no enamorar a primera vista pensando en el ocaso y el pelo se le movía por culpa de la suave brisa. No sé que me pasó, es tan difícil de explicar, ella con un cigarro en la boca, que forma de fumar. Tras la primera mirada ella marcaba el ritmo, mis ojos los testigos de su estilo de andar y con todo el erotismo se comenzó a desarropar. Mi corazón a doscientos y tan sólo nos separa una acera, estoy tan hipnotizado que no contesto al móvil siquiera. Me quedé observándola, era como Afrodita pero llevada hasta la totalidad, perfecta, radiante, hasta que por fin me atreví a decirle hola. Nunca he sido el mismo después de mirarla a los ojos, tras tocar su piel, quedarme con su olor para mi tan fiel y sin hablar de los sonrojos. Y menudos ojos color miel, o color café, no sé, la luz me cegaba, pero y lo que disfruté mientras la contemplaba. Me cogió a mi y a la copa, uno en cada mano, con un simple roce ya me hacia flotar. A mi me sobraba ropa con cada movimiento tan insano, me dio un beso en la mejilla y se marcho a bailar. Nunca supe su nombre, preferí quedarme con el filo de su cintura que hacía que ella pareciese tan segura. Se fundió entre la gente, quedándose grabada para siempre en mi mente y por eso hoy escribo desde el mismo lugar, con un roncola en la mano, esperando volverla a ver bailar.

La niña del 3.

No sabes como echo de menos quitarte los miedos,
cogerte tan fuerte y sentir las yemas de tus dedos.
 Pensar en aquel hasta luego que en realidad fue un adiós
 y que mi corazón ya no sea de fuego.

Me deprimo si pienso en aquella tarde
y me niego
y miento si digo que no te pienso más,
que al cerrar los ojos sueño con que regresarás,
que vendrás y me dirás que te quedas una tarde a mi lado,
que ojalá colecciones mi ropa en tu armario,
te rías de la foto de mi anuario,
que no vaya por mi lado de solitario
 y que no hace falta un collar deleitando nuestro aniversario.

Y es que no sabes
como duele
no acercarme a ti para ver tu sonrisa,
que tu pelo no me azota la cara por la culpa de la brisa,
que me muerdas el labio mientras tu mano me descamisa.

Quiero decirte lo siento,
pero tengo miedo,
y cuando me atrevo no puedo.
Yo no fui el único malo, lo juro,
 intenté hacerme el duro siempre
siendo un capullo inmaduro,
por crear una historia sin cabeza ni pies
con una niña que tan solo se quedó en el tres.

Intento olvidarte cada vez que me lo pides,
pero pienso en aquellas vidas
que nos prometimos juntos y ahora están perdidas,
destruidas por tantas heridas,
todas ellas de mentiras.

Recuerda el último beso que te prometí
y jamás te dí.
Esa esperanza cada vez que escribía
con el mismo boli
y con el que al final desistí.
Decidí dejar la tinta en otras caderas
que tal vez me quisieran.
Sé que me viste morir
y tú quieta en la otra acera sin dejar de reír.

Cada vez que sonríes
es como cuando me olvidabas,
como cuando cantabas Marea mientras le besabas.
Una puñalada directa al corazón,
sin dolor,
por cualquier perdón dicho antes de tiempo.

Fueron casi dos
pero parecieron casi mil años contigo,
aún intento olvidarme de ti y aquí sigo,
sin algún amigo por los celos
y bendigo los labios que hoy te besen.

Que no se te olvide,
es la penúltima vez que te escribo
y no miento si digo
que es la historia que hoy en día reescribo.

Hambre de ti.

Hambre de ti,
para empezar a comerte
por las mejillas
y seguir por el cuello.
Perderme en tus tetas
y vagar por tu ombligo.
Devorarte las caderas,
morderte las piernas,
agarrarte del culo.
Quedarme en tu entrepierna.

Las ganas me sobran,
de ver como brillas, encima mio.
Dejarte marcado un momento, como un sello.
De tus sonrisas, como mis únicas metas.
De tu manos, como mi mejor abrigo.
De no ver más a tus bragas solteras.
Que las yemas de tus dedos sean más tiernas.
Seguir enganchado a tu muslo
y que esta forma de quererte sea siempre
eterna.

Enamorarme un poco más de ti.

Las gracias a los curas, 
y a ti todos los besos que no te he dado ya. 
A mi madre le cuento las escusas, 
y a ti todas las cosquillas que no te he hecho a traición 
y todos los pellizcos que te has ganado.

Quiero que sea tradición
el que se te quede la piel de gallina
para que se queje hasta la vecina
de tu risa
y yo consiga enamorarme un poco más de ti.

Enamorarme de ti y tu cintura,
de esos pómulos risueños
y de tus labios,
y su textura.

Enamorarme de ti y tus hoyuelos,
de la herida que ya no supura
y de los reflejos de tu ojos
color café.

Enamorarme de ti y de tus besos,
mis más fieles antojos.

Última botella.

Sé que la próxima vez que te vea
no voy a aguantar y me acostaré en tu piel.
Haré que las sabanas se conviertan en marea 
y me quedaré en tus piernas como medida cruel.
Es seguro que pierda la calma
si no te tengo bajo sexta estrella
o yo no soy la razón de tu suerte.
Lo más probable es, que mientras te desnudo, 
te quite incluso el alma,
que al lanzar tu sujetador tire sin querer la última botella, de tequila,
y al romper el cristal sea capaz de cogerte,
pegarme a tu cuello y susurrarte un te quiero 
más sincero que mis ganas de verte, 
desnuda de vergüenzas.

Ven, desnúdate y desnúdame.



Ven y mírame,
fijamente,
háblame y enloquéceme,
haz que se quiebre mi mente.

Acércate y cógeme
de la mano
o de la sonrisa
enamórame,
pero no en vano,
que no hay prisa.

Abrázame y sinteme,
que conseguiré
que te sientas única.
Seguiré y no pararé
hasta que llores y rías
más que con la música.

Ven. quiero llegar
a la cima
de este clímax
que jamás pude mirar.

Ven, desnúdate y desnúdame,
empecemos con besos,
mordiscos y pellizcos
que tu piel de gallina
se funde con mi boca fina.

Agárrame y deshazme,
que de las ganas que tengo
de comerte,
me detengo
y acabo por encontrarte.
Ya sabes que hacer,
quiero que te empieces a correr,
y que camines
con los pies descalzos
hasta el amanecer.

La mejor unión.

La primera vez piensas en como besa
y la última en que sabes que ya no regresa más.
Y mientras, ebrio más que sobrio
entre tanto insomnio.
Ya no te veré más con el corazón,
que el problema está en la cabeza
de debajo del pantalón.

Si hablamos de unión,
la de mis manos y tu camisón
tan solo jugando con la pasión
y cero devoción
por la mención de ese mamón
que tienes como "novio".

Y es que es obvio
que busque la mejor excitación
en la droga de tu cintura
y la blancura de tu piel.
No hay terapia si tu sigues tan cruel,
besándome con esos labios sabor miel.

Te cuesta mucho quitar el mantel de la mesa,
da igual,
súbete encima que yo te enseñaré como se besa por traviesa.
¿Qué la primera fue la que más te dolió?
 A mi por algo me llaman demonio
y deja que te lo demuestre en cuanto deje el folio
y entenderás que no son simples vocablos lo que menciono.

27 milenios.

Nunca tengo dudas si me miras a los ojos,
si así siento como me quitas los complejos.
Que si,
que hay días en los que he estado muy flojo,
pero sigo de tu mano aun estando medio cojo.

Quiero ser quien te cuide, quien te cure las heridas y
seque las lágrimas de tus mejillas, pero de risa,
no te confundas,
que las ganas y la prisa,
son malas compañeras.

Quiero que recuerdes,
que estoy yo si algo va mal,
que no todo siempre sale fatal.

Quiero que me escuches en mis sueños,
para que entiendas lo que te intento decir
que si en la distancia hay algo bueno
es que cuando te abrace no te voy a dejar ir.

Quiero no estar cuerdo
mientras te muerdo
en el cuello, como te gusta,
y poder formar mi mejor recuerdo,
de tu marca, quizás un poco injusta.

Lo único que quiero es
quererte a mi modo,
perdón si así estoy más cómodo.

Levantarme una mañana y coger el móvil.
"Buenos días", y tan buenos.
Mil despierta,
cien te quiero
y un joder te echo de menos.
Y aunque al despertar de mi sueño tú no estés aquí,

espero si hacen falta otros veintisiete milenios.

Cordura o locura.

Una que mata y otra que cura. Cuando crees que ya estás muerto te lleva la mano a la cintura y a pesar de todo el mal siempre acierto y cada vez que me despierto aterrado es por el mismo sueño, me convierto en otro zombi más de la sociedad, en medio del desierto, sin agua, ni pellizcos, ni sus mordiscos. ¿Lo peor? La quiero y sin dueño y todo el empeño que pongo me lleva a la cordura, cuando solo busco un minuto de locura.

Veneno.

Tú que crees que quiero verte y que eres la musa de mi texto, pero que sepas que si ya no me das sexo eres punto y aparte. Ahora dime si recuerdas algo de mi, si algo de lo que vivimos te puede servir. Dime si ya andas con otro. Y otra vez el puto Whisky me sabe a ti.

Ahora soy lo que quedó de esa mierda de relación, ceniza en polvo por aquella discusión sin razón. Yo ya no te aguanto "amiga", lo digo por no llamarte zorra porque ya ni desnuda consigues que me corra. Despacio es como tu sonrisa se ha borrado de mi mente, que me odies me ha jodido pero ha sido tu culpa, no se que te ha pasado.

¿No querías que hablara? Entonces, ¿por qué pones esa cara tan rara? Que tendrás tu opinión, pero si no escondes el aguijón no vas a llegar muy lejos, aunque con tu veneno me enseñaste todos mis complejos. Si lo prefieres, bloquea mi WhatsApp y finge que esto no te importa o sino corta por lo sano.  Corre y ve con tus amigas a llamarme subnormal, al mismo que siempre dejaste tirado como un perro que su corazón de hierro no era suficiente. Todo esto te pasa por puta y zorra y si vienes por ti que te la meta un negro y te reviente.

Después de todo no hay nada que decir, por ti creí que podía morir pero solo aprendí a sufrir. Después de todo es así y ya no se puede elegir. Esto del desamor es peor que un tiro, y aunque aún respiro y oigo tu suspiro entre cada copa rota te noto cada vez más falsa que después de cada beso en la boca. No me voy a quedar con las ganas y mucho menos quemarme con las llamas de tu piel. Dices que te miro las tetas, pero si te muerdo el cuello no va a ser por que estés buena, es porque después de muerto la basura también llena. Que te vaya bien pero si es lejos mejor, que aquí a cualquier cosa la llaman amor y ya no quiero seguir siendo un perdedor pero si un cabrón. ¿Contigo no lo fui? Otro perdón, vaya descuido, como cuando en la mención de Twitter me dejaste como un capullo.

Todo lo que hice por ti, volvería a hacerlo sin fin y ahora queda solo la lista de todo lo que por tu culpa perdí, incluidos los finos kilos y el tiempo invertido desde un once del mes tres, o espera, ¿quizás era el revés?

¿Todo genial no?

Lo que realmente hace cambiar es que aparece, una persona, y da por culo todo el rato. Que hace que ya nada vuelva, que todo cambie de repente por que te ha roto el timón y ahora no sabes en que rumbo toca avanzar. Yo deseaba no saber nada más, como todos. Y te sorprendes, por ella. Porque la odias en realidad. La odias por todo, por venir sin quererlo ni avisar, porque no ha llegado andando tranquilamente, sino corriendo, como más duele, sin esperarte lo. Cuando creías que venía ese tiempo de tranquilidad es cuando más lo deseas. Que cada puto segundo sin saber de ella te mata, de celos. Que si no responde, me enojo. Que si no me mira, la busco. Que si no me quiere ver, lo siento, pero necesito sus pupilas y esos ojos marrones. Pero, ¿qué ocurre si dejas el "que si no" y te paras a pensar? Lo que ocurre es lo que la gente normal llama estar colgado, a mi, me gusta llamarlo amor adolescente. La arritmia pulmonar me da cada vez pinchazos más duros. Todo se resume en ella.

A veces el tiempo se para como un reloj si se atreve y suelta un beso sin venir a cuento. Cada "ratito" parece eterno, pero corto. Solo dices que se dé prisa, no aguantas sin verla. Pero no todo iba a ser perfecto.

Aparecen los miedos, los celos, las discusiones tontas y no tan tontas. Empiezas a imaginar como sería tu vida si no hubiese aparecido, y crees que sería mejor, por que no estaría tan desordenada. Es el desorden quien te hace ser así y sentirte único. Ese desorden ha sido provocado sin darte cuenta, pero lo has querido y deseado así. Al tiempo conoces a su gente importante, a su familia y hermanos no de sangre. Gente que comparte contigo algo tan grande y a la vez demasiado frágil. Un porro no te eleva tanto. Sigues adelante y aparecen las tardes solos, en casa, en cama entre películas y las mantas por el suelo, junto a su ropa, y es entonces cuando descubres que la única droga es su olor, por todo el puto cuarto, por las sabanas y tu camiseta. Cartas, poemas, canciones y fotografías te recuerdan la suerte que tienes, todos los días. Lo primero que haces al despertar es ver su sonrisa, sus mejillas, sus pupilas, la tenías enfrente, impresa en papel. ¿Todo genial no?

Dieciocho pasos.

Son dieciocho las primaveras que llevo encima y mi autoestima por los suelos, intentando que por ello no me deprima y me considere la única victima de mi vida y sus errores. Nunca hago suficiente para quitarte lo que cubre tu piel y desde los diecisiete queriendo ser como él y nunca bajar el nivel partiendo mi tez desnuda más que muda y caen los dieciséis y el corazón se rompe a golpes más que cuando se cae por el esguince. Quince minutos fueron necesarios para encontrar los sustitutos de unos putos locos. Dime que crees, en nada con catorce y nada de lo que lees tiene sentido por lo que ves. Con trece había sufrido más que tú mil veces y solo me decían sonríe si te apetece y no llores si sabes bien lo que se cuece. Son algo más de doce los meses que me separan de mi hermano. Hacerme fuerte ya desde los once y aunque alguna vez me tropiece, la sonrisa nunca carece. A los diez ya había dejado de soñar viendo a mi madre actuar y luchar por mi. Con nueve ya había odio a mi corazón romperse y mi mente dejar de correrse para empezar a temblar. A los ocho dejé de ser un niño y dije que no confiaría más y ya no dudaría a la hora de arrancar. ¿Los mejores? Los años anteriores. Los siete y seis creo que fueron perfectos y con cada pixel volé directo en todos mis trayectos. Los cuatro y cinco creo que fuero sin rencores, son tiempos ocultos en mi memoria como mis verdaderos amores. La verdad, ojalá pudiera saber más de los otros tres años restantes, los mejores, gracias a ella, que a pesar de todas las desgracias provocadas hoy sigue ahí y desde los ocho primeros meses.

Echarte de más o echarte de menos.



Hace mucho que no sé de ti. Hace mucho que no sé de tu besos, ni de tus "ha sido sin querer". Hace mucho que no sé de tus roces, ni de tu "ven y abrázame".  Llevo tanto sin conocerte que se me olvidó empezar a olvidarte y he comenzado a recordarte entre mis pupilas. No sé donde estás, ni a donde marchaste, pero ya no importa, te piraste, con mis temores y manías. Puede que unos lo llamen miedo, pero a mi me gusta llamarlo temor. Temor a que no sepas quien soy. Temor a que a que no me reconozcas y te canses de aguantar al loco, a un continuo reto, a vivir lejos de ti y lejos de nosotros, a no volver a ver más allá de un puñado de tierra, la cual, ya no existe entre nosotros, pero sigue tan presente como el primer día. Temor a ser nosotros mismos y dejarnos llevar.

Hace mucho que me despedí, sin saberlo, de toda una vida. Hace mucho que no supe valorar lo que estaba perdiendo. Hoy en día sigo sin saberlo, sigo cegado por aquella luz que me iluminó su rostro, a la cual llaman sonrisa ajena. Bellas arrugas rodeando un continuo gesto de felicidad. Hace mucho que sigo perdido, mas no quiero encontrarme, nunca más, y vagar perdido entre los recuerdos que un día me hicieron ser un chico encantador, con motivos suficientes para luchar.

Hace mucho que no sé soñar que apareces con esa mirada imposible de calcular llevándome hacia la luz de la oscuridad, deteniendo el tiempo entre ruidos salvajes de placer. Hace mucho que no sé soñar. Llevo más de 500 noches tratando de saber si tu perdón era real, o un simple intento absurdo por dejarlo pasar y fallarnos una y otra vez. Hace mucho que me pierdo tus labios y cosquillas, haciendo que nos odiemos por momentos. Hace mucho que no sé de algo parecido a nosotros, pero no consigo recordarlo entero.

Hace mucho que no sé echarte de más. Hace mucho que no sé echarte de menos.

Prisas.

Pues poto, por las prisas. Por qué no quiero seguir perdiendo el tiempo, es lo único que solo tienes una vez, que luego no vuelve. Y ya he desperdiciado demasiado, está caro y no lo regalan. Que si por mi fuera salía ahí con todas las ganas y les demostraba a todos un montón de cosas. Que tu belleza vale el doble, tus mejillas cuentan por tres. Y tu sonrisa me deja KO.

Es un golpe directo. Esos hoyuelos en tus mejillas me tumban. Y ese brillo de después me deja a la mitad. Por eso, ya no miro si no es a través de tus ojos. Ya no siento si no es en tu piel. Y ya no beso si no consulto tu boca. Pero ya no éstas. Por eso tengo que esperar otros ojos curen y otra saliva cicatrice. Roma sigue en ruinas. Y yo acabo de ser destruido. Solo necesito tiempo, que al fin y al cabo, es lo único que me queda.

Hagamos un trato.

Dame tus mañanas, el permiso de residencia en tu cama, dame tus desayunos y permíteme cambiarlos por ti. Alimenta mis ganas con besos, hazme volar en tus aviones, llévame a tus nubes y dejémonos caer. Sé mis días, mis tardes, mis noches, pero sobre todo mis noches. Mis estrellas, mi universo, mis creencias, mis inquebrantables, mi caos, mi armonía y lo que te de la gana. Mi cosmos. Mi conjunto de locuras, de impensables, de imposibles. Respeta mis manías y añade unas cuantas más (como besarte cada viernes a las tres y treinta y tres). Despiértame cuando quieras, para lo que quieras, y no me dejes dormir demasiado, porque no quiero perder tiempo de verte. Cuídanos más que a nada.

Yo a cambio prometo darte todo lo que soy y todo lo que tengo. Te daré mis tardes en bicicleta, mis noches de no querer dormir, mis mañanas de hiperactividad y las de “no me saques de tus sábanas”. Te regalo sonrisas, mis besos en los malos momentos y en todos los demás. Te llevas mis idas de cabeza, mi torpeza, las ganas que le pongo a todo. La comida poco hecha o demasiado, con ingredientes olvidados, te llevas mis perdones y mis “hay palomitas, ¿cenamos?”. Prometo ser la mejor guerrera de toda la legión, luchar por ti hasta sangrar. Mis películas, mis sorpresas, mis ganas de bailar aunque lo haga fatal. Te llevas mi piano, mis escritos de madrugada, mis fotogramas, mis juegos, mis travesuras, mis susurros. Te prometo mis "te quiero" de verdad, mis besos en tu mejilla, mis manos frías en tu espalda. Todo, absolutamente todo.

Así que dime... ¿Hay trato?

Punto y final.

El ultimo día que fuimos, me acuerdo, solo nos miramos y nos quedamos en silencio sin saber bien que decir. Me acuerdo, no hubo roces, ni sentimientos, pero si un mar entre pupilas.

El último día que fuimos, no nos cogimos de la mano, sin buscar excusas. No supimos hacer nada. Volvimos separados para no vernos.

Duele saber que ahora hay que separarse por años, aun sin querer, por que a veces hay cosas que es mejor perder.

El ultimo día fuimos lo contrario a amigos, me dí cuenta de lo que el amor dice saber de ti. Me costó tanto levantar tu sonrisa que todavía me lo echo en cara.

Aquel día, fui de lo más pequeño que verás nunca y no miento cuando digo que te puedo olvidar en momentos determinados, pero aún eso duele.

Hermano.

Nada es para siempre y todo es para nada. Después de tanta alegría se que no ha sido en vano y que al final la vida me traería la perfección pero en forma de un hermano.  Sabía que todo el tiempo que invertía no sería simple palabrería.  Miento si digo que no me veo contigo de anciano,  pero siempre que te necesito acabas por darme la mano aunque no siempre sea lo más sano. Te mereces todo y lo mejor si eso es lo que has dado sin pensar en que te podrías quedar arruinado, siempre lo has hecho pese a no estar obligado.
No somos de sangre, distinto padre y otra madre, pero si de corazón ya que es muy grande el desmadre que has causado en mi vida.  Voy de tu mano hermano a donde sea, de tu brazo,  codo con codo al final, yo te cubro las espaldas cuando más lo necesites y pide lo que quieras que al final nos llegará. Es orgullo lo que siento cuando gracias a ti crezco y a veces siento que no eres como otros cientos. Esto es así y te lo cuento aquí, puede que no sepas lo que se siente, pero yo te lo explico. ¿Gracias a mi? Gracias a ti por apoyarme siempre. Admito que esto es como una herida pero con suerte nuestra vida puede no estar jodida.

Superhéroe.

Así, sin motivos, gana mi cordura, en desmesura y por las ganas de volver a sentir el oxígeno. Que hace demasiado que no sé si estoy vivo o solo camino para aparentar. Fijándome en el reflejo de un confundido espejo veo que si no hay ganas para andar, igual más vale dar rienda suelta a tus pies y sin controlarlos dejarlos volar. Hasta que ya no sienta ni las piernas, por el frío de sus dedos, de sus manos. aunque pensándolo bien, el frío también quema y hiere, Acabo con heridas hasta donde no puedo imaginar. Tan afiladas sus garras como sus dientes y empiezo a sangrar. A sangrar con herida abierta, hasta que imagino un mundo lleno de color sin sufrimiento. Pero claro, soy un ser humano e imaginar es de sabios.

Sigo paso a paso sin que nadie me pare, aunque ya las fuerzas escasean, y pienso, que si he llegado hasta aquí sin quererlo, quizás tenga algo que ver con el corazón. Tal vez sea mejor abrigarse y no hacer el tonto, que el resfriado está muy caro y no estoy por labor de caerme. Igual no vale tanto la pena sentirme vivo y que sus golpes mientras tanto estén matándome como cada mañana en este frío mes de invierno.

A veces, es mejor escuchar a la razón y saber defenderte que aguantar tantos choques, porque eso de los superhéroes son cosas de ciencia ficción y tebeos, pero mientras soñar sea gratis que más da, así por lo menos soy feliz.

Mi perdición.

Drogas, de las buenas. Un poco de abrazos, sonrisas y buenas risas. Una raya como cogida de la mano y un trozo de mañanas entre sabanas, y el sol dando bandazos con sus lunares amarillos a través de la persiana. Mientras tanto pensando en ti. Yo en mi cama y tú tan lejos, yo tan lejos y tú sin mi cama. Dile a la estrella de la derecha que se le nota, que si te mira de reojo es porque se lo he pedido yo, que no me fío de la noche, que no es la primera vez que me falla, que es muy traicionera. Por su belleza, por su sinceridad y su luz blanca, como su piel, y mis ganas de tenerla encima, perdiéndome, perdiéndose, entre sus labios y su entrepierna. Volviendo loco hasta al más sabio y haciéndome sentir afortunado si me grita.

Y ya es de madrugada y se ha ido,  a saber cuando la vuelvo a ver. Quizás, la próxima vez haya crecido, o esté en medio del sol, no lo sé. Seguramente sea mañana, al anochecer.

Quiero enamorarme de ti.

Quiero hacer el amor contigo. Llevarte a ese lugar que tanto te gusta. Apagar el teléfono y estar solos tu y yo. Susurrarte al oído y besarte toda la noche. No imaginas cuanto me gustas. Estoy enamorado de tu simpatía, de tu inteligencia, de tu risa y tu forma de vestir, de tu forma de sonreír incluso cuando tienes que sufrir. Me quedo sin palabras cada vez que te veo, pues tus pupilas me hipnotizan y me causan una ceguera peor que el alcohol. Es que me vuelves loco.

Quiero hacer el amor contigo, pero antes, quiero que tengamos una canción favorita, hablar juntos de cientos de kilómetros, ir al cine contigo y conseguir que bailes conmigo. Quiero que me dejes perderme en tu cintura.

Quiero hacer el amor contigo, pero antes, quiero conocerte mejor, saber que es eso que tanto te encanta, saber con que sueñas y por que ya la luna no te canta. Quiero que esas lindas greñas se queden perdidas por mis sabanas.

Quiero hacer el amor contigo, pero antes, necesito que me prometas que seré el único y que nunca te cansarás de mi. Necesito que me digas que no me dañarás ni limpiarás mi pasado.

Quiero hacer el amor contigo, pero antes, quiero que me demuestres mil veces que me quieres, sentirme seguro entre tus brazos como si un escudo me cubriese el pecho y las heridas que un día brotaron sanen con tu saliva.

Quiero hacer el amor contigo, solo contigo y que todos lo sepan.

Un tequila por cada duda.

Las pequeñas cosas son las que marcan, las que enamoran y dejan cicatriz. Que ni el agua salada del mar, ni su archienemigo el tiempo saben curar. La cirugía no lo comprende y el olvido se hace el sordo.

¿El problema? El problema soy yo, como siempre, intento no pensarlo, pero todas las mañanas la misma historia. Poner aleatoria la lista de reproducción aún a sabiendas que tengo mala suerte y que por el alcohol te voy a recordar. Me cago en la puta, el whisky sabe a ti, el ron me repite tu mirada y confundo el tequila con tus 'te quiero'.

No todo se queda ahí. Cuando llega el invierno cambia todo de color menos tus ojos, y el puto café que sigue haciendo efecto después de más de 300 noches. Aquel veintisiete se quedó escrito en mi cama, haciéndome sentir culpable cada noche con cada borrachera de anís. Esos sentimientos entrelazados escondidos en el olor que dejaste en mi cuarto. Pensar que lo más bonito eran mis ganas de morirme por tu espalda tras la pantalla, ver el amanecer a riendas de una canción y lograr escucharte hasta la madrugada. No me lo tomes en cuenta, tengo la sonrisa magullada después de tantas batallas.

No te olvides de mi, que ya no estés no significa que no quiera volverte a ver. Cuando sea más fuerte iré a por ti, estaré sereno y no habrá orgullo suficiente que nos separe. Es cierto, nunca te dije la verdad, pero tampoco fui consciente de conocerla.

Fiera, mi fiera.

“¿Por qué Fiera?” me preguntaste con esa mirada que araña el alma.
Por qué va a ser, ¿te has visto bien? Eres como un lobo, salvaje e indomable, libre. Por esta razón sería delito ponerte cadenas. Aunque para criminales ya están tus medias sonrisas y esas garras en las que me dejé caer confiado en que no iban a doler, pero que lo hacen...
Fiera, es que no tienes otra palabra. Eres bárbara, brutal para todos mis sentidos. Pura dinamita. Detonante de corazones. Pólvora para mis explosivos. La munición que le falta a mis armas.
Y a pesar de que todo esto parece increíble, en realidad me mata por dentro. Demasiado fiera para mi endeble corazón. Lo siento, todo podría haber sido muy bonito pero tus dientes están demasiado afilados. Porque aunque me he esforzado en ser un cordero con piel de lobo, el disfraz me queda muchas tallas de más.
Y además, no voy a permitir que alguien me haga daño en febrero.

Mi recorrido preferido.

Tengo sentimientos aunque no lo parezca. Aunque tampoco lo parezca, te quiero, como he podido querer a cualquier otra. 

Aunque no lo parezca, también pienso en un mundo en el que Madrid se vista de gala una noche, para darnos una oportunidad.Puede parecer mentira pero un atardecer perdidos en Las Ramblas de Barna sería perfecto, o caminar por la Giralda. Pero si te digo la verdad, solo quiero una tarde de verano por el Cantabria haciendo lo que mas nos gusta a los dos, perder el tiempo. Y que se nos pasen las horas como los besos, que tienen fecha de caducidad y sería una pena desaprovecharlos. Por que el sabor que me puedes dar no se conoce ni con la miel.

Y yo solo quiero un poco azúcar, unas gotas de limón y un grano de café. Azúcar para amenizarlo todo, limón para que se me haga la boca agua y café por que no quiero perderme ni un solo segundo a tu lado.

Sea como sea, que dure lo que el viento decida. Él será quien ponga a tu pelo como barrera.

Aunque no lo parezca yo también sueño a veces, contigo

Siempre nos quedará diciembre.

Noviembre es viento. Hojas que vuelan, que bailan. Parques castaños. Noviembre son pasos que se van. Noviembre es lluvia.

La paz después de la tormenta se llama diciembre.
¿Cómo explicar diciembre? Es como si la magia que se ha ido dejando de lado durante todo el año, quedara refugiada en él.
Diciembre hace gritar a los abrigos que quieren salir y pasear, y ver las luces y a la gente cogida de la mano para calmar el frío. 
O mejor aún, ver saltar palomitas para después hacer una de sofá-peli-manta.
Combatir el frío preparando un ejército de bebidas calientes con las manos tiritando y un cálido baño para terminar de ganar la guerra.
Diciembre me hace más mayor soplando cada año una vela más, aunque esto nunca me hizo mucha gracia pues yo siempre fui demasiado Peter Pan, pero para sentirse niño ya está la navidad. Yo era de las que esperaba a que Papá Noel bajara de la chimenea, y yo de los que se acostaba temprano por miedo a quedarse sin regalos. Tampoco he perdido la costumbre de colocar cada adorno como si fuera un tesoro, y cada luz como una estrella.
Y la ciudad... que bonita se pone la ciudad, que se viste con sus mejores galas para la reina luna y para todos aquellos que salimos a respirar el aire fresquito y a notar el aliento del invierno rozándonos la nuca.
Comer turrón y churros son de esas cosas que sientan mejor en diciembre. Igual que meter las manos en los bolsillos o respirar profundo aunque la nariz se quede helada.
Pero desde luego... si hay algo más bonito que diciembre, es tu sonrisa.
Lo que marca la diferencia entre los demás meses y diciembre es que aparte de magia, aparte de motivos para sonreír, nos regala un nuevo comienzo en el que volcarnos con una sonrisa, al que recibir con los brazos abiertos, donde depositar todas nuestras esperanzas, deseos y propósitos.
Y entre una de esas metas que ten seguro, vas a conseguir, debe estar ante todo: ser feliz.

Flores marchitas.

Que el reflejo es lo que me mata. Me hace dedil y triste. Cada "estás genial" suena a chiste, y me desangro. Cada mañana la misma historia, levanta de la cama, hazlo solo por mamá, lucha contra ese demonio que está matándote. No te acerques al baño, no mires tu reflejo, que eso de los complejos es una tontería.

Lo fácil es poner etiquetas, ver lo que uno quiere ver, pero sentir no es así. Te trastornas, por su culpa. Las cuentas y piensas, nunca pueden pasar de más. Vives en una báscula repleta de números, pero estás vacío por dentro.

No grites a tu madre, no lo pagues con tu padre, él no tiene la culpa. Llorando te metes la mano en la mandíbula, te ahogas, para ser feliz, sale mal. Sales a mentir, aunque te pillan enseguida. poco a poco tu vida se desmorona. Pierdes tus riquezas, quedándote desnudo frente al espejo, cara a cara. Le gritas, le insultas y le pegas, creyendo matarlo. Desde el suelo ves la sangre derramada por el camino, pero sigues igual de ciego que al principio y las drogas no ayudan tanto como creías. Te consumes lentamente como un cigarro, a la vez que ardes por dentro.

Lejos de ti.

Quiero pedirte perdón por querer ser para ti, mientras tú ahora seguro que ni te acuerdas de mi. No voy a mentirte, eras ese algo que falta cuando estoy fuera de aquí. No sé que tenías, que ha pasado, para que me sienta así, es como si de repente fuese un gran adicto a ti. No nos vemos, ni hablamos, me has hecho daño, pero aún existes. A pesar de que un mal día te conocí y nos quisimos, noto que ya no me miras a los ojos como antes, como si no conocieras que hay tras esta mirada, como si desconocieras a quien tienes delante. 

Va contra todo el quererte. No te mereces mi tiempo, ni mis palabras. Lo más sencillo sería dejarlo pasar, pero te juro que duele al pensar. No me acostumbre a besar otros labios de verdad, buscaba los tuyos cada día entre otras tías y 

me cansé. No quiero huir como siempre, cual cobarde, pero no te pido que vengas, tampoco quiero. Ya no necesito besarte, y aunque fue una estupidez prometí olvidarte y no enamorarte otra vez. He llevado mucho tiempo andando detrás tuya amiga mía, me comporté como un niño, dije tonterías. No debiste gustarme, no debería escribirte. Quisiera odiarte tanto como te amé, te lo juro. No debería pensarte, nunca debiste mirarme, porque no olvidaré nunca tu mirada, lo aseguro. 

No volveré a ser aquel que una vez te falló y te dejó cicatriz en la piel. No seré nunca más quien odiaste a morir. Nunca más trataré de cuidarte y hacerte feliz, trataré de olvidarte. Gracias a ti, por ayudarme a odiarte.