Hermano.

Nada es para siempre y todo es para nada. Después de tanta alegría se que no ha sido en vano y que al final la vida me traería la perfección pero en forma de un hermano.  Sabía que todo el tiempo que invertía no sería simple palabrería.  Miento si digo que no me veo contigo de anciano,  pero siempre que te necesito acabas por darme la mano aunque no siempre sea lo más sano. Te mereces todo y lo mejor si eso es lo que has dado sin pensar en que te podrías quedar arruinado, siempre lo has hecho pese a no estar obligado.
No somos de sangre, distinto padre y otra madre, pero si de corazón ya que es muy grande el desmadre que has causado en mi vida.  Voy de tu mano hermano a donde sea, de tu brazo,  codo con codo al final, yo te cubro las espaldas cuando más lo necesites y pide lo que quieras que al final nos llegará. Es orgullo lo que siento cuando gracias a ti crezco y a veces siento que no eres como otros cientos. Esto es así y te lo cuento aquí, puede que no sepas lo que se siente, pero yo te lo explico. ¿Gracias a mi? Gracias a ti por apoyarme siempre. Admito que esto es como una herida pero con suerte nuestra vida puede no estar jodida.

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