Enamorarme un poco más de ti.

Las gracias a los curas, 
y a ti todos los besos que no te he dado ya. 
A mi madre le cuento las escusas, 
y a ti todas las cosquillas que no te he hecho a traición 
y todos los pellizcos que te has ganado.

Quiero que sea tradición
el que se te quede la piel de gallina
para que se queje hasta la vecina
de tu risa
y yo consiga enamorarme un poco más de ti.

Enamorarme de ti y tu cintura,
de esos pómulos risueños
y de tus labios,
y su textura.

Enamorarme de ti y tus hoyuelos,
de la herida que ya no supura
y de los reflejos de tu ojos
color café.

Enamorarme de ti y de tus besos,
mis más fieles antojos.

Última botella.

Sé que la próxima vez que te vea
no voy a aguantar y me acostaré en tu piel.
Haré que las sabanas se conviertan en marea 
y me quedaré en tus piernas como medida cruel.
Es seguro que pierda la calma
si no te tengo bajo sexta estrella
o yo no soy la razón de tu suerte.
Lo más probable es, que mientras te desnudo, 
te quite incluso el alma,
que al lanzar tu sujetador tire sin querer la última botella, de tequila,
y al romper el cristal sea capaz de cogerte,
pegarme a tu cuello y susurrarte un te quiero 
más sincero que mis ganas de verte, 
desnuda de vergüenzas.

Ven, desnúdate y desnúdame.



Ven y mírame,
fijamente,
háblame y enloquéceme,
haz que se quiebre mi mente.

Acércate y cógeme
de la mano
o de la sonrisa
enamórame,
pero no en vano,
que no hay prisa.

Abrázame y sinteme,
que conseguiré
que te sientas única.
Seguiré y no pararé
hasta que llores y rías
más que con la música.

Ven. quiero llegar
a la cima
de este clímax
que jamás pude mirar.

Ven, desnúdate y desnúdame,
empecemos con besos,
mordiscos y pellizcos
que tu piel de gallina
se funde con mi boca fina.

Agárrame y deshazme,
que de las ganas que tengo
de comerte,
me detengo
y acabo por encontrarte.
Ya sabes que hacer,
quiero que te empieces a correr,
y que camines
con los pies descalzos
hasta el amanecer.