No siempre duele.

Que el te quiero está sobrevalorado. Y tú no estás. Y duele. 

Pero no siempre duele. 

A veces nos corremos, y no el pintalabios, no te gusta usar. Prefieres que las marcas sean por tus huellas y no por tus besos. 

Duele más. Cura más.


Y aunque sea irónico que la cura duela, tú dueles, pero jamás sabré si curas. No quiero dejar de tomarte.

Ciego y borracho

Te doy lo que quieras,
desde besos y caricias tímidas por tu espalda,
hasta suerte, peli y mantas.
Y si te dejas amor, te hago lo que haga falta.

Me derrito por tu piel
y si llego a tu cintura ya no aguanto
y me deshago entre tanta suavidad.
Que desde que empecé a escribir
intento retratar tu cuerpo
en cada verso,
pero no sabes lo difícil que es,
porque ni la mismísima poesía
podría llegar a entender jamás
esta forma de querer.

Algunas veces
quererte se hace tan grande,
que asusta,
pero ya no le temo al miedo
y apuesto,
ciego y borracho,
que mi vida está en estas líneas,
y en tus dedos,
porque detrás de cada "te quiero" tuyo
con los pulgares,
hay un "te echo de menos"
en la boca del estómago.