Me gusta.

Ya sabes que a mi me gusta ella,
en la cama, desnuda,
comiéndome a besas
y mordiéndome el cuello.

Me gusta ella, cuando me pide unos minutos
para estar solos en un banco
y darme una sorpresa.

Me gusta ella, cuando me hace reír
y le contagio la peor de las enfermedades.

Me gusta ella, encima mio,
moviendo sus caderas
al ritmo de mi orgasmo.
Cuando se retira el pelo para que yo aproveche
y me lance a su cuello
y pueda bajar hasta sus pechos
y perderme en sus botones.

Me gusta ella, sin preocupaciones,
libre
y feliz
por cada rincón de Madrid.

Me gusta ella, cuando no echa de menos Logroño
por ser su ciudad,
sino porque su ciudad son mis manos
junto a las suyas.

Me gusta ella, cuando lee
y sigue leyendo cada libro
y aprovecha cada momento
para memorizar cada párrafo de la poesía.

Me gusta ella, cuando llora, por cada despedida,
pero más me gusta cuando corre,
hacia mis labios,
después de unas cuantas entradas.

Me gusta, cuando todo se detiene en ella,
y deja fluir gracias a ella.
Que sea mi musa y no mi presa.
La razón por la que escribo en presente
y no en pasado.

Me gusta ella, cuando me pide que me quede un rato más,
y alargamos cada milésima
con cada pellizco.

Me gusta, con cada desperfecto que suena a alago en sus oídos,
con cada "eres un enreda" entre las sábanas,
y con cada "te odio" seguido de un mono tapándose los ojos.

Jodido Madrid y jodidas sus calles,
que la tienen cuando quieren
y no cuando necesitan.

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