La niña del 3.

No sabes como echo de menos quitarte los miedos,
cogerte tan fuerte y sentir las yemas de tus dedos.
 Pensar en aquel hasta luego que en realidad fue un adiós
 y que mi corazón ya no sea de fuego.

Me deprimo si pienso en aquella tarde
y me niego
y miento si digo que no te pienso más,
que al cerrar los ojos sueño con que regresarás,
que vendrás y me dirás que te quedas una tarde a mi lado,
que ojalá colecciones mi ropa en tu armario,
te rías de la foto de mi anuario,
que no vaya por mi lado de solitario
 y que no hace falta un collar deleitando nuestro aniversario.

Y es que no sabes
como duele
no acercarme a ti para ver tu sonrisa,
que tu pelo no me azota la cara por la culpa de la brisa,
que me muerdas el labio mientras tu mano me descamisa.

Quiero decirte lo siento,
pero tengo miedo,
y cuando me atrevo no puedo.
Yo no fui el único malo, lo juro,
 intenté hacerme el duro siempre
siendo un capullo inmaduro,
por crear una historia sin cabeza ni pies
con una niña que tan solo se quedó en el tres.

Intento olvidarte cada vez que me lo pides,
pero pienso en aquellas vidas
que nos prometimos juntos y ahora están perdidas,
destruidas por tantas heridas,
todas ellas de mentiras.

Recuerda el último beso que te prometí
y jamás te dí.
Esa esperanza cada vez que escribía
con el mismo boli
y con el que al final desistí.
Decidí dejar la tinta en otras caderas
que tal vez me quisieran.
Sé que me viste morir
y tú quieta en la otra acera sin dejar de reír.

Cada vez que sonríes
es como cuando me olvidabas,
como cuando cantabas Marea mientras le besabas.
Una puñalada directa al corazón,
sin dolor,
por cualquier perdón dicho antes de tiempo.

Fueron casi dos
pero parecieron casi mil años contigo,
aún intento olvidarme de ti y aquí sigo,
sin algún amigo por los celos
y bendigo los labios que hoy te besen.

Que no se te olvide,
es la penúltima vez que te escribo
y no miento si digo
que es la historia que hoy en día reescribo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario