¿Todo genial no?

Lo que realmente hace cambiar es que aparece, una persona, y da por culo todo el rato. Que hace que ya nada vuelva, que todo cambie de repente por que te ha roto el timón y ahora no sabes en que rumbo toca avanzar. Yo deseaba no saber nada más, como todos. Y te sorprendes, por ella. Porque la odias en realidad. La odias por todo, por venir sin quererlo ni avisar, porque no ha llegado andando tranquilamente, sino corriendo, como más duele, sin esperarte lo. Cuando creías que venía ese tiempo de tranquilidad es cuando más lo deseas. Que cada puto segundo sin saber de ella te mata, de celos. Que si no responde, me enojo. Que si no me mira, la busco. Que si no me quiere ver, lo siento, pero necesito sus pupilas y esos ojos marrones. Pero, ¿qué ocurre si dejas el "que si no" y te paras a pensar? Lo que ocurre es lo que la gente normal llama estar colgado, a mi, me gusta llamarlo amor adolescente. La arritmia pulmonar me da cada vez pinchazos más duros. Todo se resume en ella.

A veces el tiempo se para como un reloj si se atreve y suelta un beso sin venir a cuento. Cada "ratito" parece eterno, pero corto. Solo dices que se dé prisa, no aguantas sin verla. Pero no todo iba a ser perfecto.

Aparecen los miedos, los celos, las discusiones tontas y no tan tontas. Empiezas a imaginar como sería tu vida si no hubiese aparecido, y crees que sería mejor, por que no estaría tan desordenada. Es el desorden quien te hace ser así y sentirte único. Ese desorden ha sido provocado sin darte cuenta, pero lo has querido y deseado así. Al tiempo conoces a su gente importante, a su familia y hermanos no de sangre. Gente que comparte contigo algo tan grande y a la vez demasiado frágil. Un porro no te eleva tanto. Sigues adelante y aparecen las tardes solos, en casa, en cama entre películas y las mantas por el suelo, junto a su ropa, y es entonces cuando descubres que la única droga es su olor, por todo el puto cuarto, por las sabanas y tu camiseta. Cartas, poemas, canciones y fotografías te recuerdan la suerte que tienes, todos los días. Lo primero que haces al despertar es ver su sonrisa, sus mejillas, sus pupilas, la tenías enfrente, impresa en papel. ¿Todo genial no?

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