Menudo terremoto

Volaron hasta los miedos
mientras vivíamos en tu sofá.

Haciéndolo guarro
dejamos el cielo a ras del suelo.

Mientras te hablaba del amor que no me tengo
tú le declarabas la guerra al calor.

Tus cigarros siempre sabían a poco,
puto sofoco.

Encendiste la estufa,
sabiendo que iba a perderla si te ponías ese tanga.

Y desde entonces sé que el mejor superhéroe
no tiene superpoderes.

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