Dile.

No se quién soy, ni a dónde voy, ni si quiera si mi paradero coincidirá algún día con mis metas. Hace seis meses que estoy hundido en la mierda pero a nadie le importa ya. Hace seis meses que mi teléfono no suena, pero si me llama dile que no estoy.

Dile que ya no me sirve de nada este corazón a prueba de balas, si lo que necesito son sus arañazos. Dile que no se me olvida como era antes, de ella. Por más que se marche sigo en la misma parada esperándola, hasta el último momento de la despedida para robarle un beso y seguir buscándola. A parte, tengo dieciocho motivos para salir corriendo, por que sé que hace doscientas madrugadas que ya no te corres entre mis sabanas. 

Dile que no me interesan sus pupilas, ya no tengo lo que mirar al despertar y por eso que todas las noches le quito al reloj las pilas. Dile que me he quedado sin caricias tímidas sobre mi espalda, que la cicatriz todavía sangra por si vuelve, no se enseñarle a este corazón que nunca aprende. Dile que el silencio no es mi única condena, que la guarra de la luna me ha vuelto a dejar solo y justo cuando estaba llena, que siento vergüenza por no saber pedir perdón y decir "te quiero" con la misma fuerza. 

Dile que no he vuelto a ser el mismo desde que quedé preso en los botones de su camisa, que me perdía en todos los rincones de la curva de su sonrisa mientras me buscaba las cosquillas. Todavía sigue abierta mi ventana por si el viento trae de vuelta el ruido de su risa, que he aprendido a ir despacio, todo me sale mal cuando voy con prisa. Dile que mientras rompo nuestras fotos, van rompiéndome sus recuerdos, que mi insomnio es eterno por la culpa del brillo de sus ojos, que el camino de sus piernas hace temblar al invierno. Dile que no soy mejo que antes, que si me quito los parches sigo siendo el mismo chico que temblaba si la tenía delante.

Dile que todas las cartas eran por que estaba triste, que mi piel ya no se viste desde que te fuiste, que solo me sentí libre contigo en tu colchón y tú lo conseguiste. Prometiste tantas cosas como yo, pero la diferencia es que yo sigo prometiéndolas, ¿lo viste? Dile que todo se acabó, que no sufra más, que estoy en casa a mi play. Ven, escúchame bien, dile que nunca hubo algo como ella encima mía, dile que tengo frío todavía y que por eso en mi cama dejo sitio, por si no me olvida. Y que coño importa eso ahora, si soy yo el que va detrás pensando en que algún día vendrás. Dile que solo intento gritar en silencio, para no hacer ruido, no quise hacerle daño. Mejor me quedo leyendo sus huellas que dejó en mi habitación.

No, por favor. Decidle que vuelva, que ya se ha echado el invierno y con él el frío, que quiero recuperar lo que un día fue mío, que quiero perderme entre sus piernas, secar esos locos párpados y volver a creer en el amor, que sigue siendo mi mejor salvavidas.

Por favor, dile que vuelva, a quererme.