Miedo.

Me pregunto si esto me cambia y dejo de ser yo. Me pregunto si no soy capaz de mirar a los mismos ojos mientras me levanto. Y, ¿mañana que pasará? Tengo miedo. ¿Qué pensarán si intento hacer lo que yo quiero? Cuando meto la pata, pago; si no lo hago mal, naufrago.

Siento miedo de intentar ser alguien distinto, de quedarme callado frente a mi musa otra vez, de no obedecer mi instinto y no recordar mi niñez. Quedarme en blanco y no poder hablar contigo si no es sobre un folio. No saber si marchar o desaparecer, si remar o caer al puto lago que me han creado de mentiras y engaños. ¿Me habéis visto? Me habéis hundido, entre todos, cada cual a su modo, me hicisteis ver que no existo. Pero sigo oculto y sin importarte, tanto amor que me tenías solo sirvió para llevarme a Marte y desnudarme. Hoy  ya no soy nadie, ni si quiera un amor que no acabó bien y que tampoco se llevó el aire. Y ya no dueles, pero sigues molestando, queda el recuerdo que no es malo si se sabe usar, queda el pensar en si romper el glaciar y tragar orgullo.

¿Y si no salgo? ¿Y si no soy yo? ¿Y si termino solo? ¿Y si todos se van? ¿Y si el "y si" se convierte en algo de verdad? Tal vez no pueda dar más, puede que lo pueda aguantar, pero mientras grito "yo no pude" me tapo los oídos para no creerlo.

Miedo es lo que se apodera de mi. Miedo a no poder volver a ganar. Miedo a seguir el camino del perder y añorar lo perdido. A no saber guiarme y acabar dejándolo todo de lado. Tengo miedo, de que mi gente me diga adiós, de que mi sueño se convierta en otro fracaso, de seguir haciéndole caso al reflejo, de que mi peor yo me dé otro repaso y  corra el riesgo de ser yo mismo, de quedarme callado mientras sus palabras me dan de hostias, miedo de no volver a sentirme vivo.

Pero incluso el miedo tiene miedo de perder. No pierdes el miedo si nunca le plantas cara, y si nunca haces nada, acabará ganando él.